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domingo, 9 de marzo de 2014

Sick Circle Carousel

Vivimos para mantenernos con vida, vivimos para gastar nuestros días… pero cuando nos detenemos y miramos hacia atrás nos cuesta reconocer que parte de nuestra vida realmente nos pertenece, que parte realmente vivimos porque quisimos.

De mis casi 24 años de edad solo me pertenecen… un cuaderno, las sonrisas que les robé a los que amo, las caminatas en el bosque, las horas en que pasé ansiando conocer a Dios, mis dibujos, mis pinturas, mis canciones, mi guitarra y mis horas con ella. 

Vivir en esta sociedad consumista me ha llevado a desperdiciar el resto de mis días, ahora entiendo lo que dice salomon "Y aborrecí la vida, porque me era penosa la obra que se hace bajo el sol, pues todo es vanidad y correr tras el viento.“ (Eclesiastés 2:17)

Estoy completamente segura de que cuando me esté muriendo solo me llevaré el recuerdo de los rayos del sol penetrando entre las hojas de los árboles, el sonido del río y de las hojas cuando las acaricia el viento, las noches en que me quedé mirando las estrellas, los atardeceres en casa de mi hermana, los besos de mi hijo, la sonrisa de los que amo, el canto de mi guitarra, las palabras de mis cuadernos y los abrazos de un amigo que me vio cuando nadie más lo hacía… el sonido de su voz tatuado en mi memoria, nuestras tardes en el techo de mi casa... bajo las hojas del albaricoquero. Nuestras voces tapando las notas desafinadas de una vieja guitarra… y un sueño ¿Recuerdas? 

"Porque ¿qué tiene el hombre de todo su trabajo, y de la fatiga de su corazón, con que se afana debajo del sol? Porque todos sus días no son sino dolores, y sus trabajos molestias; aun de noche su corazón no reposa. Esto también es vanidad. No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma se alegre de la obra de sus manos. También he visto que esto es de la mano de Dios.” (Eclesiastés 2:22-25)

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