Entonces vi a esa niña temerosa y herida y la abracé. Nadie puede amarme como yo misma. Nadie nunca va a valorarme como yo me valoro y si nadie esta dispuesto a cuidarme, ni a amarme, yo siempre lo estaré. Adoro a esa pequeña niña de espíritu inquieto, de buen corazón, de sentimientos puros. Cuando la encerré tras en el muro del resentimiento y rencor no sabía lo que hacía. Cuando la oculté del mundo, no sabía que la perdía. Hoy la liberé para que ame como sabe amar, para que entregue todo lo que puede entregar sin miedo, porque yo estoy aquí y te cuido.
Se que sigues triste, pero ya eres libre. Sí te vas a caer, sí te vas a equivocar, sí te va a doler pero ya nunca estarás sola, porque estoy aquí para ti y voy a cuidarte.
... por eso pequeña, te prometo que vas a estar bien.