Leo el canto
de almas solitarias.
Siento que
lloraron mi alma.
Les vi llover a caudal como un silencio doloroso sobre hojas gastadas.
Hoy solo se que renacieron
en mis ojos pintados de recuerdos,
que blandió sobre mis cuerdas su daga,
que blandió sobre mis cuerdas su daga,
Y liberó el
cuerpo inerte sobre una cama demasiado blanda.
Asida al
llanto mudo.
No tengo
consuelo para la niña triste.